'La chusma es siempre abominable', es lo que suele decir el único amigo de la peña que posee conocimientos profundos del idioma Francés - hasta lo habla, los demás lo traducimos con la inestimable ayuda de Google - porque había estudiado en la Alianza Francesa.
Y es que le molestan las reuniones de más de 6 y pierde los nervios cuando la gente comienza a gritar.
Porque cuando las personas se reúnen y pierden el control, se recorre en seguida el camino que va desde ser multitud a ser turba hasta convertirse, finalmente, en chusma peligrosa.
Es lo que a mi me parecieron las personas agolpadas a la entrada del Juzgado donde se dirimía el caso de los niños robados.
Porque, ¿qué pintaban allí aquellas personas vociferantes que insultaban a todo el que por allí pasaba y les resultaban sospechosas de haber intervenido en el caso triste del robo de niños?
Y lo que sucedió es lo que cabría esperar. Que pasó alguien por allí, que nada tenía que ver con la guerra, y la gritaron '¡robaniños!'.
Todos recordamos el caso de Cristo.
Aquella multitud que acudió a ver qué hacían los romanos con el judío, acabó por convertirse en turba, convenientemente manipulada, y que terminó pidiendo su muerte.
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