No sé si le gustaría más que la llamaran poeta o poetisa. Como era tan suya.
Andaba yo callejeando el otro día buscando la casa de mi paisano Antonio Gala, con quien fundó la revista Arquero, a ver si podía ver de ella por lo menos el olivo, al pie del que está enterrado su querido perro Troylo.
No lo conseguí y eso que lo intenté con el cuidador - 'don Antonio está en este momento descansando en una finca que tiene por Málaga' - pero no pudo ser.
En cambio sí que me tropecé con un parque que la ciudad de Madrid ha dedicado a esta escritora nacida en el barrio castizo de Lavapiés - 'el barrio más bonito de España', según el escritor irlandés, que allí vive, Ian Gibson.
Ante su vista nada poética, me acordé de una antigua canción de los compositores Víctor y Diego que se titulaba 'Parque' y que comenzaba: "Hay un parque en mi barrio, que eso no es parque ni ná".
Efectivamente, para resumir, no estaba bien cuidado y eso que al irme, apareció una trabajadora del Servicio de Limpiezas del Ayuntamiento. Setos descuidados. Dos bancos, uno donde yo me senté y otro donde tres yonquis se fumaban a saber qué cosas. Y una caseta en medio, estorbando el pequeño parque, pintarrajeada y en esado de semiabandono.
Cualquier cosa, pensé, menos un parque digno de una mujer nacida en Madrid y que nos alimentó durante años de versos.
Durante su larga vida, estudió y se preparó para cualquier cosa: desde estudiar inglés en una época en la que no se estudiaba hasta biblioteconomía.
Ambas cosas le sirvieron más tarde.
El idioma inglés, para impartir clases en universidades americanas gracias a que le concedieron la prestigiosa beca Fullbright, y sus conocimientos de bibliotecas para organizar las primeras bibliotecas ambulantes infantiles que recorrían pueblos lejanos.
Trabajó para revistas de la época - Pelayo, Chicos, Chicas...
Para radio Madrid.
La Guerra Civil le hizo sufrir tanto que en cierta ocasión confesó que sin ella, quizás no se habría dedicado a escribir poesía.
Y en televisión lo hizo para dos progrmas de gran éxito entre la chuiquillería: 'Un globo, dos globos, tres globos' y 'La Cometa Blanca'.
Gran difundidora de la poesía, no dudó en trabajar haciendo lecturas y dando recitales por bares y cafés.
De su vida privada y familiar, poco se sabe y tampoco interesa gran cosa.
En parte porque Gloria siempre guardó celosamente su intimidad.
Hubo, a pesar de la sensación de que todos la queríamos, gente que le hizo sufrir.
Por eso, Camilo Cela expresó con contundencia la injusticia cometida con Gloria Fuertes - a la que llamó 'la angélica y alta voz poética a la que los hombres y las circunstancias putearon inmisericordemente'.
1 comentario:
Escribe Gloria Fuertes de sí:
"A esta isla que soy, si alguien llega,
Que se encuentre con algo es mi deseo.
- Manantiales de versos encendidos,
Y cascada de paz es la que tengo".
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