Como todas las grandes naciones, Estados Unidos posee defectos y virtudes a partes iguales.
Pero no voy yo a hablar de esto hoy. No toca.
'Cada uno habla de la feria como le ha ido', dice el refranero español.
Por eso, en mi caso particular, tengo que hablar bien de los Estados Unidos de América porque, en los dos meses que pasé en un pueblecito a veinte millas de Nueva York, sólo recibí atenciones y muestras de afecto.
Por cierto, que pensaban que era francés. En parte porque, me dijeron, me parecía al hombre del tiempo de una cadena de televisión, que lo era, y en parte porque mi rostro no respondía al estereotipo de español que muchos americanos tienen 'in mente'.
Leo en el magazine On:
"Cada año, el cuarto jueves de noviembre, todo EEUU se sienta a la mesa para comer y beber.
Cuando los primeros inmigrantes llegaron a tierra estadounidense y se juntaron con los nativos americanos, mezclaron sus respectivas fiestas del final de las cosechas para crear la celebración familiar yanqui por antonomasia".
¿Quién no ha visto alguna vez en una película a una familia americana celebrando el 'Thanksgiving Day' donde se repite la frase de 'Cariño, pásame el puré de patatas' o '¿quién quiere más pavo', el rey de la celebración?
Una cosa que me ha llamado la atención siempre es si el famoso 'pumkin pie' (puré de calabaza)
se hace con lo que se sacó del vaciado de la calabaza en Halloween. Supongo que no.
En Madrid tenemos una abundante colonia de norteamericanos y, con gran acierto, algunos restaurantes preparan para esta fecha un menú de Acción de Gracias.
1 comentario:
Bonita fiesta la de los americanos cargada de recuerdos de tiempos pasados, de emigrantes que encontraron una nueva oportunidad para sus vidas.
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