sábado, noviembre 17, 2012

Ernesto Cardenal, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

                  Cura católico, revolucionario, teólogo de la Liberación pero, sobre todo, poeta.
   
   Todo eso y algunas cosas más - antropólogo, místico, ensayista, historiador...- es este anciano de 87 años que ayer vimos recibir de manos de nuestra Reina el preciado galardón.
   
   En entrevista que le hacen en la radio dejó claro que, antes que nada, es poeta. Que lo demás es añadido, incluso el sacerdocio.
   
   Según el periodista, escritor y filólogo Francisco Javier Sancho Más en El País, 'Cardenal es quien mejor encarna las dos naturalezas de San Juan de la Cruz: la de poeta y la de religioso".
   
   Escribe también Manuel Morales en el citado diario:
   
   "El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, 1925) viajó ayer a una semana de homenajes y agasajos tras recibir el XXI Premio Reina Sofía de Poesía Americana".
  
    Es una persona que ama a España, según propia confesión: por su historia, por su literatura.
   
   En una nación atropellada por una dictadura, como Nicaragua, tuvo que tomar partido por los más humildes del país y hacerse guerrillero.
   
   Y todo, pensando que así cumplía mejor el Evangelio.
   
   Eso le llevó a sufrir humillaciones por parte de la Jerarquía de la Iglesia Católica.
   
   Sonada fue la regañina que tuvo que sufrir en el aeropuerto de Nicaragua, arrodilado ante Juan Pablo II, quien en forma solemne y amenazándole, moviendo la mano derecha con los dedos extendidos hacia el sacerdote y ministro Ernesto Cardenal, le dijo: 'Usted debe legalizar su situación'.
   
   Se supone que la situación irregular a la que aludía el Pontífice era la de ser Ministro de Cultura del Gobierno Revolucionario Sandinista, ya que tendría que escoger entre ser sacerdote o político.
   
   Ante la pregunta que le hace el periodista en la radio de qué sintió en aquel momento, le respondió Cardenal:
   
   'Me callé porque no iba a discutir con el Papa en público'.
   
   
   Magnífica lección para el papa que sí le riñó en público.
   
   La revolución para él es amor, es dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Es practicar las obras de misericordia, al fin y al cabo.
   
   Por eso nuestro poeta no entiende que, practicando el Evangelio y sus enseñanzas, esta Jerarquía pueda perseguirle por eso.
  
   Aunque él lo dejó bien claro en la entrevista.
  
   Estos dos papas últimos han hecho retroceder a la Iglesia dos siglos, cargándose lo que habíamos avanzado con el Concilio Vaticano II.

  
    De su sensibilidad hacia las personas da fe su 'Oración por Marilyn Monroe', a quien, supongo, los llamados 'buenos católicos' creían una pecadora.
   

1 comentario:

Riselo dijo...

Me causa ternura y envidia este anciano cura, luchador contra corriente, valeroso.
Y más es su admiración para con él cuando me veo bastante cobarde para luchar dando la cara.
Por eso tengo que defender a quienes sí la dan.