lunes, diciembre 03, 2012

"¡Hay que escuchar la base!"

                                                              'Yo soy la base'
  
   
   Es lo que contestó Felipe González interrumpiendo su discurso y, en plena posesión de la palabra, a una mujer - ¿compañera de partido? - que le gritó desde el patio de butacas sobre la necesidad de escuchar lo que se cuece en la parte baja, la que toca el suelo, del partido.
  
   La respuesta creo que fue la correcta.
  
   Felipe ahora mismo no ostenta cargo alguno institucional en su partido, por tanto es tan base como la persona que le interrumpió.
  
   Sin embargo, como él mismo dijo ayer, "mientras aguante el cuerpo, contad conmigo".

   Bueno. Perdonad. He comenzado a hablar y aún no he dicho de qué va hoy mi post.
  
   Es que ayer, domingo 2 de diciembre, los socialistas, antiguos y nuevos, se reunieron en torno al expresidente Felipe González - aunque para mi lo sea, no fue el mejor presidente de un gobierno democrático desde la dictadura franquista, ya que ese honor se lo atribuye a sí mismo un señor que perdió el sentido de la proporción hace tiempo, un tal don Manuel Aznar.
   
   Y lo hicieron para rendirle homenaje de gratitud al cumplirse 30 años de su llegada a Moncloa.
   
   El acto tuvo lugar en el Palacio de Congresos de Madrid bajo el lema 'Gracias, Felipe'.
   
   Se tocaron muchos temas pero no algunos de los más desagradables como los casos de corrupción de Filesa o el terrorismo de Estado del GAL.
   
   No hubo, por tanto, 'lugar para los reproches o autocrítica', como señala el cronista Vera Gutiérrez Calvo.
   
   ¿Para qué? Son casos ya juzgados en su momento y condenados los autores de los mismos.
   
   Hasta alguno de Izquierda Unida ha pedido perdón a Felipe por llamarle 'señor X del GAL'.
   
   Nadie pudo implicarle ni en esto ni en ningún caso de corrupción.
   
   Y eso que no pararon hasta llevarle ante los tribunales de justicia.
   
   Alguien del equipo de Rubalcaba dijo, según leo en el diario El País:
   
   "Es la primera vez que se reúnen todas las generaciones, todas las sensibilidades y todas las familias".
   
   Por eso hoy era interesante leer lo que de esta reunión ha dicho la prensa apocalíptica.
   
   En concreto, alguien en el diario El Mundo, periodista sagaz donde los haya, subrayó que había mucho viejo en la reunión.
   
   ¿Qué quiere, buen hombre, después de 30 años? 
   
   Destacaron la visión que tuvo Felipe de que podía sacar mayoría absoluta aquel 1982, y la sacó. 

   Los más optimistas decían que el partido socialista no podía aspirar a obtener más de un 35% de los votos de los españoles.
   
   Por eso el señor González insistió, a lo largo de la noche, que 'el PSOE ha perdido la vocación de mayoría y tiene que recuperarla'.
   
   También Felipe piensa que ya está bien de que la señora Merkel domine la escena política de Europa.
    
   Grandes aplausos, entonces, cuando dijo:
    
   "Hace falta un consenso nacional para decir: nos plantamos".
    
   No faltó a la cita el señor Zapatero quien sólo tomó la palabra al final para decir 'que no se pierdan los afectos, la lealtad y la unidad'.
    
   Flotó en el ambiente la preocupación por lo que está este gobierno de Partido Popular haciendo en materia de recortes a servicios sociales fundamentales, y su afán por privatizar la educación y la sanidad.
   
   Un detalle emotivo, y con ello concluyo, fue la silla vacía con una rosa roja y el nombre de Ernest Lluch, ministro de Sanidad en 1982, asesinado por ETA en 2000.

   
   
  

1 comentario:

Riselo dijo...

Entre los problemas con los que se encontró don Felipe González al llegar a La Moncloa cabe señalar el paro, el ruido de sables, los asesinatos de ETA, la necesidad de integrarnos en Europa...