Todo se viene abajo cuando los intereses se interponen.
Vaya follón el que armaron hace unos días cuando las elecciones al decanato del Colegio de Abogados de Madrid.
Allí hubo de todo: empujones, gritos, amenazas, acusaciones de pucherazo y de ilegalidad sobre determinadas actuaciones de la candidatura - vulnerar la ley de protección de datos, de la normativa electoral, etc. - hasta acusaciones de racismo porque alguien dijo que la candidata Sonia Gumpert era catalana. ¡El colmo!
Hubo de intervenir la policía ante el cariz que aquello tomaba.
Se intervinieron ordenadores.
Y hoy, finalmente, puedo leer en el diario El País el siguiente titular: 'Sonia Gumpert, nueva decana de los abogados'.
Hablando hace unos días con una abogada le insinuaba que, aparte del conocido odio de determinada gente de Madrid hacia lo catalán, que si no le parecía que también hubiera aflorado el machismo de los señores abogados que, a pesar de que, por su carrera, deben de ser unos señores serios y equilibrados, puede que aún aflore en alguno de ellos la sombra del macho ibérico, aunque vista toga.
Porque entre los oponentes de la aspirante había nada menos que 6 candidaturas, todas encabezadas por caballeros.
Leo en el citado diario:
"El Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) tendrá por primera vez en sus más de 400 años de historia una decana al frente, Sonia Gumpert (Madrid, 1966),
La comisión electoral decidió la noche del sábado desestimar las alegaciones de fraude electoral presentadas por sus oponentes y proclamar a la candidata".
Hay un detalle que me gustaría que la misma señora Gumpert - ya se lo he preguntado en su muro de Facebook - me confirmara.
Ante la acusación de que era catalana, como algo indigno por parte de algunas de las candidaturas para ser decana de abogados madrileños, ella simplemente dijo que no, como si se avergonzara de serlo.
Habría quedado mejor que hubiera explicado el por qué de su apellido catalán e, incluso, que hubiera enseñado su partida de nacimiento que demuestra que nació en Madrid.
Porque, de lo contrario, daba la impresión de que no le habría gustado ser catalana.
Y esto en un abogado. como en cualquier otro colectivo, quedaría muy feo.
1 comentario:
Señores míos, esto se nos cae a pedazos. Antes la gente maleducada solía ser analfabeta y con pocas luces.
Ahora lo son con estudios y luciendo toga.
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