sábado, abril 09, 2016

¿El derecho de expresión es un derecho absoluto

                                  O, por el contrario, también tiene límites?



  En el caso de una política madrileña, penada con una multa de más de cuatro mil euros por ofender el sentimiento religioso, ha suscitado el tema de la libertad de expresión en España.

  La defensa de los abogados de esta señora, que asaltó  y profanó una capilla de una confesión religiosa muy conocida en España. afirma que el juez que la condenó "protegió la sacralidad por encima del derecho a la protesta".

  Estos abogados, evidentemente, piensan que el derecho a la expresión de las propias ideas - ejercido en este caso de forma violenta y degradante para los sentimientos religiosos de quienes se hallaban en aquel momento rezando en la capila - es un derecho absoluto consagrado en el artículo 39 de la Constitución española.

  Pero ignoran que no existen derechos absolutos. Que los derechos tienen límites.

  Me pregunto: ¿el derecho a la protesta contra posibles defectos de la Iglesia Católica es más noble y se puede servir de cualquier medio como en el caso del asalto a una capilla católica en un recinto universtario de la violación del lugar, destinado a la oración y que claramente fue asaltado con evidente delito de allanamiento de morada, que el derecho a que dejen a unos fieles rezar en paz y tranquilidad?

  En otras palabras, ¿se puede esgrimir el derecho a la libertad de expresión pisoteando los sentimientos religiosos de alguien?

  Porque mi derecho a la expresión, fundamento de la democracia, puede chocar con el derecho de mi prójimo a que se respete su honra, su dignidad, su vida privada, su familia, su domicilio, su correspondencia, su honra, su reputación...

  Por eso, la mayoría de las personas piensan que el derecho de expresión no es un derecho absoluto, que tiene límites.
  Por ejemplo. Está claro que si ejerzo mi derecho a la expresión incitando al odio, haciendo apología de la violencia, injuriando, calumniando...la verdad es que le estoy haciendo flaco servicio a este derecho tan importante para vivir democráticamente.

  Por consiguiente yo desde hace tiempo tengo una regla de oro que me aplico siempre que puedo en este asunto y es: 
  "Trato de distinguir mi derecho a opinar, mi derecho a expresarme libremente sobre personas  e ideas, intentando compaginarlo con el respeto debido a esas personas e ideas".

  Entendiendo siempre, cosa que no siempre se entiende, que no todas las ideas son respetables, como a veces se dice, porque hay ideas que no lo son.

    

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