lunes, octubre 28, 2013

¡Qué bonita es Badalona!

                                A veces los progres se pasan varios pueblos.

  
  Se nos ha ido uno de los fenómenos sociales más interesantes en el campo musical de los 40 últimos años: el fenómeno Manolo Escobar.
  No cantaba flamenco ni cantaba copla pero se parecían ambos como gotas de agua.
  En realidad el tipo de canto suyo era eso, suyo, original, inimitable.
  A todos caía bien este andaluz recriado en Cataluña.
  Quizás porque la sonrisa no le abandonaba nunca, y una persona que sonríe, da confianza.
  Una de las canciones que solía cantar era la que Joan Manuel Serrat dedicó a su pueblo de adopción, Badalona.
  Supongo que Serrat la compuso en plan chunga.
  Pero a Escobar le daba igual. Era una canción a su pueblo de adopción y la incorporó a su repertorio.
  
   Y el propio Serrat acabó por cantarla con él.
   A propósito de esta canción recuerdo una anécdota de clase, estudiando yo en Barcelona.
   El profesor de Psicología quiso un día hacer un experimento con nosotros, con el fin de determinar hasta qué punto éramos, con frecuencia, víctimas inconscientes de nuestros prejuicios.
   Debo recordar que en aquel aula había un grupo de esos que se pueden catalogar de 'progres' y que miraban por encima del hombro a los que éramos más sosegados en los cambios políticos que se estaban dando.
   Nos dice un día el profesor: os voy a poner una canción. Luego me contáis qué sentimientos os han venido a la mente.
  
    Y nos puso esta canción de 'Qué bonito es Badalona'.
    Muchos nos sonreímos. Los progres se carcajearon de lo que parecía ser una españolada.
    Tan metidos estaban en la crítica que cuando el profesor nos preguntó quién cantaba, nadie supo decir quién - y los progres catalanes se conocían todas las canciones de Serrat.
    Cuando nos dijo que era Joan Manuel Serrat, más de uno se dijo para sí '¡Tierra, trágame !'
    Escobar fue querido por todas las generaciones a las que él cantó.
    Quizás porque fue siempre un profesional.
    Trabajó casi hasta el final de sus días.
     
   De estos días me ha gustado una anécdota de alguien que preguntó a un americano si conocía a Escobar y, al contestarle quién era, no se pudo contener y le replicó: '¡pero cómo no lo conoces, si es nuestro Jonny Cash!
   
  
  

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