He estado visionando sendos vídeos: uno sobre William, biznieto de Isabel II de Inglaterra y su esposa Kate Middleton.
Ambos están simpatiquísmos uniéndose al baile que en su honor hacen los nativos de la nación que les ha acogido en su visita.
En el otro, veo un repaso a los 25 años de la princesa Charlotte Casaraghi, hija de Carolina de Mónaco y nieta de la americana Grace Kelly y Rainiero.
En Mónaco se caldea el ambiente. Nadie abuchea a Charlotte cuando sale en público, como hacen tantos graciosos en España con nuestros prícipes.
Todos los habitantes del pequeño Principado esperan celebrar el primer hijo de Carlota y su esposo, el actor Gad Elmaleh.
De otra parte, leo en el diario El País el siguiente titular: 'El bisnieto de Isabel II genera un negocio de 284 millones'.
Y sigue el cronista:
"A pocos días del nacimiento del primer hijo de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton ya se manejan las espectaculares cifras del dinero que producirá su llegada".
Nada menos que 284 millones de libras sólo en recuerdos: paños de cocina, tazas, platos...hasta teléfonos móviles y orinales.
Hay que recordar que ya con la boda se recaudaron 233 millones en recuerdos reales.
En España la industria no aprovecha estos acontecimientos.
Aquí somos distintos. Aquí vamos a lo tonto: acudir a los lugares donde van nuestros príncipes para abuchearlos.
¿Pero qué se puede esperar de un pueblo que es incapaz de cantar su propio himno nacional?
Cuando España juega la final de un partido internacional de cualquier deporte yo, para ahorrarme el bochorno de ver a nuestras selecciones escuchar el Himno Nacional como mudos, aprovecho y me voy a la cocina a comerme un bocadillo de chorizo mientras tanto.
Vuelvo justo para disfrutar con qué entusiasmo cantaron hace días, por ejemplo, las selecciones de football de Italia o Brasil su propio himno.
Lo dicho.
España es diferente.
España es de pena.
1 comentario:
Cuando la famosa cacería del Rey en Botswana, yo solo vi una forma de ayudar a esa pobre nación a cazar animales que a ellos sobra y tán faltos de otros recursos para subsistir.
Otros españoles vieron sólo animales muertos y a un rey que se va de caza como si el monarca no aprovechara esos momentos para lograr contratos para la nación.
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