Suponiendo que los republicanos en España sean el 50 por ciento de la población, hacen bien en luchar por la implantación de la III República, porque con ese porcentaje y un empujón que le dé algún prófuga del otro 50 por ciento, el que España sea republicana está al alcance de la mano.
Pero, claro, mientras esto no suceda, tenemos que respetar todos al monarca porque representa a España dondequier que vaya.
Es decir, queramos o no, el rey Juan Carlos, cuando se desplaza fuera de nuestras fronteras, como lo ha hecho recientemente a Marruecos, es como si toda España se desplazara.
Yo creo que no es tan difícil de comprender.
Entonces, ¿a que vienen esos insultos, silbidos y gritos contra el rey o el príncipe cuando asisten a acontecimientos a los que, normalmente, no van por gusto sino en representación de la nación?
¿No comprenden esos republicanos atolondrados que están ofendiendo no sólo a los miembros de la familia real sino a esa parte de la nación que, respetuosa con lo que dice la Constitución, acepta la Jefatura del Estado tal como ahora se encuentra?
Envidia me ha dado de Marruecos. Con qué respeto e, incluso, cariño han recibido a nuestro monarca y le han agasajado.
Tengo un amigo republicano que dice que no se ha enterado de que el Rey ha estado en Marruecos.
No me lo creo porque es una persona leída, ojea a diario varios periódicos y está al tanto de la situación nacional. Es una pose, más que otra cosa, pienso.
Pero me parece bien que ignore al Rey porque es un republicano de corazón al que no se le ocurre, por ello, ir a insultarlo a parte alguna.
Dice el diario El País a propósito de la visita real a un barrio humilde de Marruecos:
"La espectacular entrada en el humilde barrio marroquí - con todas las ventanas de las casas bajadas y sus inquilinos en la calle para verles pasar - se parecía a lo que en España sólo ocurre cuando gana la selección".
Y de la gran acogida dispensada en la nación vecina añade el citado diario:
"En la última jornada de su viaje a Marruecos, el Rey fue agasajado por el alcalde de Rabat con elogios a su papel en la Transición y con la llave de oro de la ciudad - es la primera vez que se entrega a un jefe de Estado extranjero".
Pues, larga vida a nuestro Rey mientras las urnas no digan otra cosa.
Y cuando en España se proclame la III República pues yo seré el primero en gritar '¡Viva la República'.
Pero, mientras tanto, un respeto, señores.
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