No uno ni dos sino tres son los títulos con los que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha querido reconocer los méritos de esta ciudad, capital califal en su tiempo y romana, cristiana, judía y musulmana a la vez.
Estos días celebra la capital cordobesa la fiesta de sus patios.
Esta tradición de adornar los patios vecinales con flores ha sido de siempre, como de siempre ha sido costumbre la de que cada vecino barriera y tuviera limpio el trozo de acera correspondiente a su vivienda porque siempre se creyó que si mantienes limpia la parte correspondiente a tu casa, toda la calle quedará limpia.
Pero como fiesta se viene celebrando desde el año 1918.
Y ha sido ahora cuando la UNESCO le ha concedido la condición de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Otra de las cosas que asombra en esta ciudad andaluza es su mezquita-catedral, también Patrimonio de la Humanidad desde 1984.
A muchos no les gusta esta mezcla de templo cristiano y musulmán.
Pero así están las cosas.
Yo soy de los que piensan que, gracias a la construcción de la catedral cristiana dentro de la mezquita árabe, el templo musulmán pudo conservarse.
No ocurrió lo mismo con la iglesia de San Vicente que desapareció al construirse sobre sus restos la gran mezquita.
Y, finalmente, y desde 1994, el centro histórico y medieval de la ciudad goza también con el título de Patrimonio de la Humanidad.
1 comentario:
Soy cordobés pero han tenido que decirme los de fuera lo bonita que era mi ciudad para que haya comenzado a creérmelo.
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