viernes, marzo 08, 2013

Pase por esta vez. Pero en el próximo cónclave quiero mujeres cardenales.

                                                     "Una mujer en la silla de Pedro".


  'No caerá esa breva' solía decirme un amigo cuando yo expresaba el deseo de algo difícilmente al alcance de mis posibilidades.
  
  Es lo que yo sospecho de esta Iglesia que sigue maltratando a determinadas personas: Homosexuales, lesbianas, mujeres y teólogos marginales, por citar sólo algunos colectivos.
  
  Hace unos días entrevistaban en El País a una activista y confesaba que tendrán que pasar aún siglos para que determinadas cosas cambiasen en el mundo.
  
  Esta, por ejemplo: el acceso de la mujer al sacerdocio.
  
  De puro lógico que es resulta incomprensible en qué se puede basar la Iglesia Católica para impedir el acceso de las mujeres a que puedan ellas también administrar sacramentos.

  Por eso, hoy Día de la Mujer, yo pediría a los señores cardenales, reunidos en Roma, con vistas a participar en el próximo cónclave del día 12 de marzo, que entre los asuntos que tienen entre manos y que confiarán al próximo papa, que de esa reunión salga uno sea quien, por fin, abra las puertas a las mujeres en igualdad con los varones.
  
  Parece ser que es más leyenda que otra cosa el de la existencia de una mujer en la silla de San Pedro, aunque, según leo en un artículo que en la revista Tiempo escribe Luís Reyes:
  
  "La existencia de la Papisa se aceptó hasta Trento. Luego la Iglesia ha dicho que es sólo una leyenda".


   Según lo que se cuenta, 'el papa Juan VIII atravesaba la ciudad en solemne procesión camino de la catedral de Roma, San Juan de Letrán. Ya había rebasado el Coliseo cuando un intenso dolor abdominal le atenazó. Algunos pensaron que lo habían envenenado, cosa nada rara en la época, pero el sucesor de San  Pedro sabía que no era así. Aguantando los espasmos logró llegar hasta San Juan de Letrán, donde el Santo Padre resultó no serlo, sino más bien madre, porque allí mismo, en la más egregia iglesia romana, parió un niño'.
  
  ¿Realidad o Leyenda?
  
  Vaya usted a saber.
  
  A pesar de la santidad de la Iglesia, muchos papas dejaron bastante que desear.
  
  Al fin y al cabo eran humanos.
  

  Por eso yo, que soy un soñador, no me gustaría morirme sin ver el día en que una papisa pariera, pero porque fuera mujer de verdad y porque así, y con ese conocimiento, había sido elegida como sucesora del apóstol Pedro en un cónclave de hombres y mujeres con la dignidad cardenalicia.

1 comentario:

Riselo dijo...

Aunque casi se me ha olvidado rezar, rezo por que el nuevo papa se abra a los deseos de la sociedad y no tengo miedo en reformar lo que haya que reformar, y piense en que el mundo ha cambiado mucho y desde dentro del Vaticano no se dan cuenta.