miércoles, junio 27, 2007

"Dos alcaldes y una vedette."

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Madrid ha tenido a lo largo de los siglos alcaldes buenos, malos y singulares.
En es último grupo podemos incluir a un rey y a un profesor.
El rey fue Carlos III - ése del dicho "de los tiempos de Carolo Rege".
No ejercició, naturalmente, de alcalde pero es conocido como "El mejor Alcalde de Madrid".
Y al señor Tierno Galván costaba trabajo pensar, al verlo, que era el señor Alcalde, con esa pinta de profesor despistado que nunca le abandonó.
Ambos personajes, salvadas las distancias, tuvieron logros y momentos ambiguos en el ejercicio de su cargo - de ahí lo de la singularidad que destaco en ellos.
De Carlos III se dice qye fue un avanzado no sólo en sus logros arquitectónicos, ahí está la espléndida Puerta de Alcalá para demostrarlo.
También los tuvo en el ámbito social, por ejemplo, concediendo la ciudadanía a los gitanos.
En cambio, expulsó a los Jesuitas del país.
Don Enrique también tuvo sus ambigüedades.
Una de ellas fue que siempre que le recordaban el problema de la circulación viaria en madrid,
él, invariablemente, respondía:
"Tengo un plan secreto". Plan que se llevó a la tumba.
Otra de sus ambigüedades fue la célebre frase:
"El que no esté colocado, que se coloque y al loro".
Hay que ser un poco simple, conociendo al Señor Tierno, para ver en esta frase una incitación al consumo de droga y no como una mera ocurrencia suya, que pretendía ser graciosa.
La foto que adjunto, y que impactó en su momento, dice mucho de su buen talante de "viejo profesor".
Dicen los que allí estaban que al bueno de don Enrique no se le ocurrió otra cosa sino decirle a la vedette:
"Tápese, señorita, no vaya usted a resfriarse".

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