miércoles, abril 17, 2013

¡No seamos exagerados!

                                    Justin Bieber no pretendió ofender a nadie en Amsterdam.


   A veces somos un poquitín exagerados.
 
   Ignoro el coeficiente intelectual de ese nuevo mito de multitudes de quinceañeros y quinceañeras pero en su visita a la Casa de Ana Frank lo último que pretendió fue reírse de tantos judíos, Ana entre ellos, como fueron asesinados por el simple hecho de serlo.
 
   Al menos es lo que yo deduzco de lo que escribió hace unos días, estando de gira por Holanda.

   La que fuera casa de esta chica tan famosa por el hermoso diario que nos legó y que pudo escribir durante los dos dolorosos años que allí vivió escondida de los nazis con su familia es hoy museo.

   El cantante americano de Ontario, quien con sólo 16 años fue premio MTV como cantante revelación y que, en la actualidad, cuenta con más de 13 millones de seguidores en Facebook, visitó la casa y, como es costumbre, también él escribió en el Libro de Visitas:
 
  Esto es lo que escribió:
 
  "Verdaderamente inspirador poder venir aquí. Ana fue una gran chica. Ojalá hubiera sido una belieber".
 
  Para los no iniciados nos recuerda la crónica de Natalia Matcos en el dario El País que 'belieber' es "el nombre con el que se autodenominan los fans de Bieber".
 
  Yo, la verdad, no veo en qué puede sentirse ofendido nadie por estas palabras.

   Por lo visto, en la red, los insultos hacia el cantante son de tamaño natural.
 
 
  Yo me atengo a la sensatez y naturalidad con las que los dirigentes del Museo han recibido estas palabras de Justin, y con ellas concluyo mi post de hoy:

  "Creemos que es muy positivo que se tomara el tiempo de visitarnos. Estuvo muy interesado en la historia de Ana Frank. Esperamos que ello inspire a sus fans a aprender más sobre la vida de Frank y lean su diario".
 

1 comentario:

Riselo dijo...

No tengo edad para ser fan de este jovencísimo cantante pop americano, ídolo de jóvenes, pero tengo que defenderlo contra la irracionaldad de tanto descerebrado que, sin apenas conocimiento de cosas y personas, insulta en la red.