Ultimamente los obispos cordobeses no andan muy lúcidos.
El anterior se cargó la emblemática Cajasur.
Y este, monseñor Demetrio Fernández, va camino de ganarse la enemistad de todos los colectivos que llevan años pretendiendo lograr el respeto de la sociedad: madres que abortan, esposas que desean ser respetadas por sus maridos, homosexuales y lesbianas deseosas de que les dejen vivir en paz...
Pero nuestro obispo - nada que ver con obispos que hubo en esta diócesis, lumbreras unos, como Osio, campeón en la defensa de Dios Uno y Trino, que combatió contra el arrianismo y presidió en nombre del papa Silvestre I el Concilio Ecuménico de Nicea o, ya en tiempos más recientes, el dominico Fray Albino Menéndez, luchador por los pobres de Córdoba a los que procuró una vivienda digna sacando el dinero de debajo de las piedras.
Tiene una costumbre, loable si fuera útil para todos los cordobeses, de escribir una carta cada jueves.
Escribe Manuel J. Albert en el diario Córdoba:
"Ayer arremetió el señor obispo contra el feminismo y los movimientos que reconocen el derecho individual a elegir el propio sexo y la orientación del mismo. De paso, también a esta ideología de estar detrás de los abortos, y volvió a arremeter contra las escuelas donde, según dice, hace un daño terrible a los niños".
En cierta ocasión me comentó un cura amigo que más de una vez había dejado de pronunciar la homilía algún domingo porque no tenía nada que decir ese día.
Tome ejemplo, monseñor, y piense que quizás sea demasiado una carta cada jueves del año, y eso le evitaría a usted decir más de una inconveniencia de la que, seguro, alguna vez tendrá que arrepentirse.
1 comentario:
Yo, en particular, le tengo cariño al obispo dominico porque fue quien me confirmó y porque me han contado de la labor social tan enorme que hizo a favor de las clases menos favorecidas cordobesas 'sacándole' dinero a los ricos para construir viviendas para los pobres.
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