Los héroes de Malvinas, homenajeados por un comic francés - YouTube:
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El título de mi blog sugiere el optimismo vital de su autor. La realidad que nos ofrecen los mass media es, en general, bastante pesimista. Ya que, a menudo, nos esconden la cantidad de actos positivos que los humanos desarrollan cada día y que no aparecen, con la frecuencia que deberían, en los medios escritos, la radio, la televisión o Internet.
lunes, octubre 14, 2013
domingo, octubre 13, 2013
viernes, octubre 11, 2013
Todo por la pasta, parece ser el lema de algunos políticos.
¿Es la política oficio de servicio al ciudadano?
Yo soy de los que creen que los políticos no son todos iguales.
Menuda tontería. Ni los médicos, ni los veterinarios y, si me apuran, ni los jueces.
Hoy mismo el Consejo del Poder Judicial ha condenado a una juez, que se pasó de lista sentenciando más allá de lo justo, a 16 años de suspensión.
Pero que algunos estén en la política porque no saben hacer otra cosa o por tradición familiar o para medrar en la sociedad, puede que sí.
Vergüenza ajena me dio escuchar a la presidenta de Aragón decir el otro día que tenía sobresueldos porque trabajaba mucho.
O lo que leo hoy mismo en el diario El País: "El PP reconoce que permite a sus cargos públicos cobrar un doble sueldo".
Cosa que me parecería muy bien pero en otros tiempos.
En un momento tan triste como este, de recesión, crisis e inflación, en el que desde los sueldos mileuristas hemos caído en los sueldos 'minijobs', que vengan unos señores, que ya gozan de unos sueldos más que dignos, recabando sobresueldos, ofende a la ciudadanía.
Y ahora entra el Partido Popular, al que tanto criticó la princesa Letizia sin nombrarlo en un discurso pronunciado en unas jornadas sobre el doble lenguaje que usan hoy día los políticos en Logroño, y nos dice con ese lenguaje suyo propio, apto para tomarnos el pelo, que no son sobresueldos, ni compensaciones extras sino que es que sus cargos tienen derecho a percibir 'una doble compensación'.
El inefable señor Montoro nos dijo hace unos días que los salarios no habían bajado en estos años de gobierno conservador.
Y lo explicó con esa gracia andaluza suya que tanto divierte a los parlamentarios de su partido:
"Una cosa es bajar y otra moderar el crecimiento".
Pues claro, hombre.
Yo soy de los que creen que los políticos no son todos iguales.
Menuda tontería. Ni los médicos, ni los veterinarios y, si me apuran, ni los jueces.
Hoy mismo el Consejo del Poder Judicial ha condenado a una juez, que se pasó de lista sentenciando más allá de lo justo, a 16 años de suspensión.
Pero que algunos estén en la política porque no saben hacer otra cosa o por tradición familiar o para medrar en la sociedad, puede que sí.
Vergüenza ajena me dio escuchar a la presidenta de Aragón decir el otro día que tenía sobresueldos porque trabajaba mucho.
O lo que leo hoy mismo en el diario El País: "El PP reconoce que permite a sus cargos públicos cobrar un doble sueldo".
Cosa que me parecería muy bien pero en otros tiempos.
En un momento tan triste como este, de recesión, crisis e inflación, en el que desde los sueldos mileuristas hemos caído en los sueldos 'minijobs', que vengan unos señores, que ya gozan de unos sueldos más que dignos, recabando sobresueldos, ofende a la ciudadanía.
Y ahora entra el Partido Popular, al que tanto criticó la princesa Letizia sin nombrarlo en un discurso pronunciado en unas jornadas sobre el doble lenguaje que usan hoy día los políticos en Logroño, y nos dice con ese lenguaje suyo propio, apto para tomarnos el pelo, que no son sobresueldos, ni compensaciones extras sino que es que sus cargos tienen derecho a percibir 'una doble compensación'.
El inefable señor Montoro nos dijo hace unos días que los salarios no habían bajado en estos años de gobierno conservador.
Y lo explicó con esa gracia andaluza suya que tanto divierte a los parlamentarios de su partido:
"Una cosa es bajar y otra moderar el crecimiento".
jueves, octubre 10, 2013
miércoles, octubre 09, 2013
martes, octubre 08, 2013
Lo sospechaba: tanto amor por la música no es ni medio normal.
'Verdades sobre los festivales de música' (pop/rock)
Así titula un artículo en el diario El País el periodista Diego A. Manrique, a propósito del pasado festival musical llevado a cabo en la ciudad inglesa de Glastonbury, donde en las ruinas de un antiguo monasterio se puede observar un rosal que dicen trajo nada menos que desde Jerusalén San José de Arimatea.
Lo comienza de esta forma:
"Ya ha pasado el más legendario de los festivales musicales. Cumplió las expectativas: amontonamientos, retretes indecentes, conciertos memorables más algo de frío, lluvia y barro".
No he asistido nunca a ningún festival de ningún tipo.
Me gusta escuchar música en la soledad de mi cuarto. No con gritos de los que presentes.
Me figuro la cosa y todo el sufrimiento que conlleva.
Vete a un macrofestival con la mochila llena de los artículos más variados.
Acampa durante unos días en lugares incómodos, come cualqueir cosa, duerme en tu saco, sufre la intemperie del momento - el calor pero también, no sé cómo, la lluvia pues casi siempre llueve en estos eventos - y aguanta al prójimo, cuyo comportamiento no siempre es el adecuado.
Este artículo de Manrique me ha hecho ver la luz.
Reseña tras la introducción que en una encuesta realizada entre dos mil habituales a los festivales británicos resultaba curioso que sólo un 45 por ciento alegaba que la música era su motivación principal.
Lo que os decía: para escuchar música, nada como el cuarto de uno.
¿A qué va entonces ese otro 55 por ciento?
"El resto" - añade - "se repartía entre los que destacaban que se trataba de estar con los amigos, disfrutar del ambiente o hacer cosas que no se pueden hacer en la vida ordinaria".
¿Como qué?
Pues practicar sexo con desconocidos, emborracharse, tomar drogas o participar en peleas.
El diario The Times es muy claro en su apreciación de lo que son estos festivales:
"En los festivales de música, importa más el sexo y las drogas que el rock and roll".
Y en ello coinciden otros diarios británicos.
Lo que se lee en una publicación musical, New Musical Express es aún más deprimente.
Según el sentir de estos jóvenes, en su mayoría entre los 35 y los 38 años - los veinteañeros no poseen medios económicos para sufragarse los gastos que suponen estos festivales - creen que tanto el festival de Glastonbury como el de Reading son más importantes que la caída del muro de Berlín.
Pues con esto está todo dicho.
Así titula un artículo en el diario El País el periodista Diego A. Manrique, a propósito del pasado festival musical llevado a cabo en la ciudad inglesa de Glastonbury, donde en las ruinas de un antiguo monasterio se puede observar un rosal que dicen trajo nada menos que desde Jerusalén San José de Arimatea.
Lo comienza de esta forma:
"Ya ha pasado el más legendario de los festivales musicales. Cumplió las expectativas: amontonamientos, retretes indecentes, conciertos memorables más algo de frío, lluvia y barro".
No he asistido nunca a ningún festival de ningún tipo.
Me gusta escuchar música en la soledad de mi cuarto. No con gritos de los que presentes.
Me figuro la cosa y todo el sufrimiento que conlleva.
Vete a un macrofestival con la mochila llena de los artículos más variados.
Acampa durante unos días en lugares incómodos, come cualqueir cosa, duerme en tu saco, sufre la intemperie del momento - el calor pero también, no sé cómo, la lluvia pues casi siempre llueve en estos eventos - y aguanta al prójimo, cuyo comportamiento no siempre es el adecuado.
Este artículo de Manrique me ha hecho ver la luz.
Reseña tras la introducción que en una encuesta realizada entre dos mil habituales a los festivales británicos resultaba curioso que sólo un 45 por ciento alegaba que la música era su motivación principal.
Lo que os decía: para escuchar música, nada como el cuarto de uno.
¿A qué va entonces ese otro 55 por ciento?
"El resto" - añade - "se repartía entre los que destacaban que se trataba de estar con los amigos, disfrutar del ambiente o hacer cosas que no se pueden hacer en la vida ordinaria".
¿Como qué?
Pues practicar sexo con desconocidos, emborracharse, tomar drogas o participar en peleas.
El diario The Times es muy claro en su apreciación de lo que son estos festivales:
"En los festivales de música, importa más el sexo y las drogas que el rock and roll".
Y en ello coinciden otros diarios británicos.
Lo que se lee en una publicación musical, New Musical Express es aún más deprimente.
Según el sentir de estos jóvenes, en su mayoría entre los 35 y los 38 años - los veinteañeros no poseen medios económicos para sufragarse los gastos que suponen estos festivales - creen que tanto el festival de Glastonbury como el de Reading son más importantes que la caída del muro de Berlín.
Pues con esto está todo dicho.
lunes, octubre 07, 2013
domingo, octubre 06, 2013
sábado, octubre 05, 2013
viernes, octubre 04, 2013
jueves, octubre 03, 2013
miércoles, octubre 02, 2013
martes, octubre 01, 2013
lunes, septiembre 30, 2013
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