lunes, abril 01, 2013

No hay quien tenga más derecho que ellos a vivir en España.

                   La comunidad romaní (gitana), asentada en suelo español desde hace 600 años.
  

  Hace un par de meses visioné una exposición en el Centro Cultural del Conde Duque de Madrid sobre la vida y secretos del mundo gitano.
  
  Ni que decir tiene que me puse al día en el conocimiento de esta etnia que, habiendo convivido tantos siglos con el pueblo payo, aún conserva muchas de sus características más diferenciadoras.
  
  Leo de un recorte que conservo de el diario El País:
  
  "Por primera vez en la historia reciente de Madrid, el pueblo gitano es objeto de una exposición monográfica. La muestra relata su vida y costumbres".
  
  Ya era hora de que se hiciera algo.
  
  Me llamó poderosamente la atención los testimonios emocionados de los que algunos gitanos dejaron constancia en el Libro de Visitas. 
  

  Titularon la exposición 'Vidas gitanas, en lengua romaní Lungo Drom'.
  
  Y fue organizada por Fundación del Instituto de Cultura Gitana, Acción Cultural Española y el Ayuntamiento.
  
  Se pudieron ver paneles informativos, fotografías y álbumes familiares, filmaciones - me senté un rato porque estaban poniendo una en la que salía Lola Flores, que siempre dijo que tenía un cuarterón de gitana, y su marido 'el Pesacaílla' -, carteleras cinematográficas, documentos y utensilios asociados normalmente al mundo gitano.
  
  Era bonito leer cómo cada vez crece más la escolarización de los niños gitanos, cómo hacen progresos en estudios superiores llegando a terminar carreras univesitarias.
  
  También la noticia, impensable hace algunos años, de que cada vez son más corrientes los matrimonios mixtos.
  
  Que el nivel de vida va aumentando.
  
  Que se va acabando progresivamente con ese vivir aislados, en ghetos.

   Siempre le entra a uno curiosidad por saber de dónde vino este pueblo.
  
   Parece ser que es originario de zonas de la India.
  
   Que entraron por los Pirineos en el primer tercio del siglo XV.
  
   El redactor del artículo que me ha servido de inspiración, Rafael Fraguas, escribe:
  
  "Llegaron con el propósito de visitar Santiago de Compostela y la Virgen negra del monasterio de Guadalupe, según uno de sus líderes, denominado en las crónicas de la época 'don Juan de Egipto Menor'".

   Nunca lo hubiera pensado.
  
   Sus oficios más comunes fueron la canastería, calderería, trabajos de fragua y otros, en los que eran únicos e indispensables.

   Me gustó mucho la zona en la que pintores y escritores famosos se ocuparon en sus respectivas obras del mundo gitano.
  
  Y así se podían contemplar grabados de Doré, referencias a pintores de la talla de Picasso, Gris, Sorolla o Romero de Torres.
  
  De músicos como Falla o Albéniz.
  
  Y, por supuesto, libretos del gran amante de este mundo, Federico García Lorca.
  

   Concluyo como concluye el articulista: es un pueblo digno de respeto por "la pasión pura y expresiva de sus gentes y por su sentido único de la libertad, del sentir y de la vida".

1 comentario:

Riselo dijo...

Me encanta a mi, que nací en un barrio de Córdoba donde los gitanos ya no eran gente apartada sino que los pocos que allí había regentaban un negocio de anticuario, ver cómo poco a poco se van, sin perder sus esencias y raíces, evolucionando en sus vidas.